25.8.10

Iberoamérica como problema

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1 comentario:

Felipe dijo...

No hay idea más dañina, para conceptualizarse a uno mismo, que la idea del providencialismo. Es más nociva y más impráctica incluso que la concepción y postura victimista.

Enrique Dussel al hacer una síntesis del discurso político de EEUU esclarece la postura de este régimen en muy breves puntos, siendo los más importantes éstos: 1) Somos un pueblo más avanzado que los demás; 2) Debemos ayudar a los demás pueblos a alcanzar el mismo nivel de civilización, para sacarlos de su barbarie, incluso en contra de su ignorancia y empeño en no querer ser civilizados, incluso, de ser necesario, resulta justificable recurrir a la violencia y a la imposición. Esto es: providencialismo, un pueblo se cree el “elegido”, llega a tal su creencia, que incluso se ‘sabe’, el “elegido”, aunque no lo sea.

Por otro lado, O’ Gorman, en su libro México, el trauma de su historia, al hacer una revisión histórico filosófica del discurso de los partidos tanto liberal como conservador, tras la decepción con EEUU, sintetiza el pensamiento de estos partidos así: el pueblo mexicano es el único con sentido verdadero, no sacrílego, del devenir, es un pueblo con verdadera conciencia y por lo tanto el único verdaderamente civilizado. Merece los beneficios de EEUU, que no goza; pero sin hacer lo que hace EEUU para obtener esos beneficios, que goza, pero no merece. De nuevo estamos ante la idea de providencialismo. Al leer esos párrafos de O’Gorman no pude evitar pensar: que bueno que no triunfó ese proyecto, habríamos caído en un régimen fundamentalista, pues, no es otra la idea, que la del providencialismo, la que justifica, o (perdónenme el capricho) fundamenta, el fundamentalismo, ergo la guerra en Irak y la matanza descarnada de personas. No es otra la idea que tuvo y supo llevar a cabo Hitler. No es otra la idea que causa muertes continuas en Palestina.

En la película de Munich, hay un diálogo (está cargada de buenos diálogos) en el que uno de los judíos le dice al personaje principal (el guapísimo Erich Banna): “hemos sufrido, eso no nos hace merecedores. Nos debería hacer justos, pero no nos hace merecedores.” Que idea más sabia para aplicar a México en su situación actual y a todo el mundo y a toda construcción de un estado de conciencia. Nuestra prerrogativa debería ser siempre esa: un estado de conciencia o nada.

Me parece dañina, nociva y contraproducente la idea de providencialismo expuesta en los textos de Zea y de Martí. Y así como Martí criticaba de manera peyorativa a quienes sólo leían teóricos extranjeros e intentaban inútilmente transplantar intocables sus ideas a través de los mares, así yo critico de manera peyorativa a quien le cree completo el cuento a esos grandes pensadores de antaño, intentando transplantar intocables sus ideas a través de los años.

No desecho a estos hombres ilustres de su tiempo ni incito a lo mismo, solamente los cuestiono, los pongo a pruebo, los someto a un juicio crítico. Pues si de aquellos estaban separados por la distancia del espacio, de éstos estamos separados por la distancia del tiempo. Y pienso que Martí estaría más orgulloso de quien lo contradijera parcialmente que de quien lo reafirmará en su totalidad. Nietzsche nos puso una trampa genial que iba más o menos: si me crees todo lo que he escrito, entonces no me crees; si lo entiendes, entonces no lo entiendes.

Yo me pregunto si la idea del providencialismo tuvo alguna vez utilidad, o sí nació caduca, podrida, y albergaba desde su concepción un virus terrible. Me pregunto lo mismo sobre la modernidad. Y me respondo. Yo les pregunto.

Felipe Lanz 28/08/10