14.2.10

Introducción: Desencanto


Fracaso encontraron los miles de jóvenes impulsados por las grandes promesas de las utopías sociales que tuvieron gran vivacidad en toda Latinoamérica a mediados del siglo XX, jóvenes pertenecientes a una generación ansiosa de cambio y transformación que salieron a las calles en busca de un mundo mejor y estuvieron dispuestos a entregarlo todo, incluso la vida.


Una generación de jóvenes cargados de utopia y con la palabra revolución como el principal anhelo, la principal divisa para contrarrestar los embates de un sistema económico que poco a poco les mostraba que sería capaz de generar las más crudas condiciones y contradicciones en la historia y que su lógica de producción no tendría freno.


Una época en la que también Latinoamérica presenció un fenómeno inédito en el ámbito de las letras conocido como boom de la literatura, toda una explosion que arrojó a una caterva de noveles escritores que no se frenaban ante nadie, que hacían crítica de su tiempo y de sus sociedades con la literatura, jóvenes escritores que ironizaban con el realismo integrando en éste lo maravilloso de nuestras sociedades, además escritores que se atrevían a indagar como expertos en los complejos vericuetos del lenguaje para darle, a una region en donde la desolación ha sido pauta, nuevas palabras que la definieran. 


La explosion no duró más de unas décadas. Después vino la fiesta y los cocteles, los escritores crecieron, se hicieron famosos, incluso uno de ellos conquistó el Nobel.


¿Qué queda después del boom?, se pregunta Ángel Rama. Quedan algunas obras, muchas de ellas las mejores que se han escrito en español. Más allá de eso, nadao muy pocas cosas, las cuales habrá que revisar.


Lo que es indudable es que la literatura se alejó de la realidad y de las sociedades. Poco a poco la literatura se fue convirtiendo en un objeto de lujo y se ufano de ello: sí, la literatura, un ente pulcro ante el cual el escritor debe rendir pleitesía con nuevas obras que acumulen de forma bella palabras luminosas. ¿Es solo eso la literatura hoy en día?


Las diversas y complejas alteraciones del capitalismo industrial, la liberación de los mercados financieros, el desarrollo de nuevas y más veloces herramientas tecnológicas produjeron el desarrollo de una nueva sensibilidad dictada por el factor novedad.


Se generó una nueva cultura y un nuevo hombre. Los grandes relatos de la modernidad se vieron inoperantes, y la posibilidad de preserver la tradición y la identidad dejó su lugar a la hibridación cultural, la aculturación y el perpetuo mestizaje a partir de la globalización mediatizada por las nuevas formas de comunicación. ¿Cabe hablar de culturas en pleno siglo XXI? ¿Existe algo que pueda ser definido como literatura latinoamericana?


La sofisticación de los diseños, la moda y la publicidad terminaron por generar una nueva lógica de aceleración y seducción permanente. El espacio para la ética, los valores, el compromiso y la solidaridad fue aniquilado. Una época llegó a su crepúsculo, aquella en donde reinaba la utopia.


A finales del siglo XX, el desencanto dilapido toda esperanza. ¿Es esto una carga de signo negativo? ¿Qué implica el concepto desencanto? ¿Tirarnos a llorar? ¿Optar por el suicidio?


Mientras que los novelistas del boom latinoamericano podían simultáneamente ser tocados por la épica revolucionaria de la época y recibir el favor  económico de la expansión financiera, los narradores latinoamericanos de nuestro tiempo terminan escribiendo para el Mercado. Escritores que proveen lo que el lector metropolitano espera de América Latina y les demanda: violencia, prostitución, autoescarnio, por un lado, y por otro, barroquismo, enumeración proliferante, fina ironía y sobre todo, literatura, una y otra vez literatura, homenajes intertextuales o ludismo léxico interesante.


Algunos pocos oponen una nueva veta al dilema de resistir o renunciar en un mundo que cambió de rumbo o que lo perdió por completo: ni resistir en soledad una batalla perdida ni renunciar con indiferencia, sino con fidelidad a la literatura haciendo uso de su instrumento más épico, la crítica, ante un determinado estado de la sociedad, de la cultura, del mundo y de la situación de ser hombre en este cambio de siglo.


“Tiempos difíciles exigen posturas lo más adecuadamente posibles a la altura y exigencias superiores”, afirma el escritor mexicano Sergio González Rodríguez. Ante el conformismo generalizado la labor del escritor es evidente: no puede ser conformista y displicente con la realidad ni con las instituciones humanas.


Del caos, del desorden y de la confusión proviene la imaginación. Vivimos tiempos aciagos y amargos, nada nuevo para nadie. Grandes etapas de violencia, crisis, y problemas colectivos, institucionales, sociales, enfermedades, pestes, han dado también gran literaturo. Sin duda alguna en la coyuntura que vivimos, padecemos y gozamos 6,666 millones de seres humanos, se están generando obras de gran calidad no sólo literaria sino también vital.


¿Cuál es el papel de los estudiantes de literatura en esta encrucijada? ¿Cuál es el sentido de un curso de literatura latinoamericana del siglo XX para nuestra formación intelectual? Con estas preguntas nos proponemos iniciar un curso en el que más que respuestas encontraremos más preguntas, más vitales, aquellas que tienen que ver con nosotros mismos.

 

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