19.4.12

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18.4.12

Trabajo destacado de Amuleto

Nava Rosales, Gilberto Antonio

Literatura Iberoamericana 4

Comentario a Amuleto

11 de Marzo del 2012

“Dead Eyes See No Future” (by Arch Enemy)[1]

En Satania estás/es el fin del camino

Mägo de Oz, Finisterra

Si he de caer/humillado, nunca más me rendiré/me aprisionará el honor/en la torre de mi orgullo/ y abrazado a sus escombros/moriré

Saurom, El laberinto de los secretos.

Auxilio: nombre de la protagonista-narradora, último vocablo que huye por la garganta de quien necesita/quiere/puede salvarse; palabra olvidada para el prepotente, el orgulloso, el narcisista, los desesperanzados (porque el narcisista, el orgulloso y el prepotente son todos desesperanzados)[2].

Ella rememora muchas partes de su vida desde el baño de la Facultad de Filosofía y Letras el día en que el ejercito viola la autonomía de la Universidad. Un recuerdo concerniente a Arturo y su cambio de amistades demarca claramente a la nueva generación de humanos[3]. Jóvenes que crecerían para ver a Kurt Cobain, que están en el periodo de gestación del rock pesado (del más pesado y el más profundo) después de los movimientos estudiantiles importantísimos de los 60's. Niños salidos de las cloacas que, en otras palabras, son la generación que precede a la nuestra, donde se gestaron ninis, chakas, mirreyes, bebés que confunden una revista con un iPad, de jóvenes inmersos en el más puro carpe diem sin saber que obedecen a la tradición de las perpetuas crisis: “a la tumba no hay que llevarse nada”; pero también en esta generación estamos los nostálgicos, quienes retoman voces del pasado (neohippies, neometaleros, neorockeros, neosalseros, neocholos, neoindies, neoetcétera[4]) y las adoptan como himno[5]. Los nostálgicos y los otros (que denominaré poperos a falta de otro término que pueda agruparlos) seguimos esa lógica que Tirso impregna al protagonista del Burlador de Sevilla: sin arrepentimientos, sin temor, sin miramientos, bajo ninguna circunstancia, nunca. Auxilio dice que los jóvenes de la generación de Belano no serán la esperanza[6]. Con mayor razón nada puede esperarse de esos niños habitantes de cloacas, perpetuos huéspedes del STC Metro (nuestros “padres”); por lo tanto, nosotros...

Por eso no huímos, pues debemos probar nuestra gran “valía” y porque en realidad no queda lugar donde esconderse (excepto, tal vez, el abismo; la duda: ¿no estaremos ya ahí?[7]: “Lo único que pude hacer fue ponerme de pie, temblorosa, y escuchar hasta el último suspiro de su canto, escuchar siempre su canto, porque aunque a ellos se los tragó el abismo...”).

Novelas como Amuleto dicen lo que hace la generación donde surge en vez de definirla. Muchas veces, su accionar consiste (debe consistir) en observar a las nuevas generaciones. Este tipo de textos son útiles para los nuevos individuos. Su mirada permite ver una parte nuestra a la que no tenemos acceso; nos da la pauta para definirnos y, ya fraguados, comenzar a movernos.

El tema de la identidad nunca es tema superado. El tiempo pasa y no sin cargos (generalmente extra), se lo lleva todo. Por eso, los nuevos, los que llegan (los que llegamos), como toda civilización, necesita un discurso identitario, que le explique su existencia, su vida y su razón de estar en el mundo (en la trampa, en la miseria o en la gloria; donde sea, pero que le permita entender qué hace y por qué se encuentra allí).

Auxilio, la testigo presencial de todas las caídas más aparatosas y más profundas que las del Ícaro más absurdamente patético y, sin embargo, muy tarde comprendió qué significaban (“Yo lo vi todo y al mismo tiempo no vi nada”). Lo mismo nos ocurre. Es el lugar preciso, el momento adecuado, tenemos lugares en primera fila para este show que sabe a preludio del fin del mundo (vuelve la censura, los métodos violentos se acrecentan, Orwell y Huxley nos parecen profetas de la era cibernética) y nosotros miramos hacia otro lado, encaramos lo que venga con una máscara que en el momento definitivo seguramente se quebrará y, bajo eso, sólo quedaremos nosotros y tenemos muy claro que eso no basta.



[1] “Ojos muertos no ven futuro alguno” de Arch Enemy.

[2] Ya es artículo recurrente en internet (tanto que incluso los programas amarillistas como Difícil de creer de la cadena TV Azteca transmitido por canal 7 en México, D. F.) que es tipo de personas, cuyo afán de superioridad y autoidolatría parecen más patología psicológica que alta autoestima, en realidad sufren demasiado estrés para alcanzar sus propias espectativas de sí mismos (generalmente por encima del promedio, superiores a lo humanamente aceptable). Víctimas del sistema donde se quieren erguir victimarios; esos son los primeros en caer en la gran trampa pues se arrojan al abismo sin siquiera saber bien si están dispuestos a todo sólo porque deben demostrarlo porque el “machito latinoamericano” que traen/traemos dentro dice “somos chingones, carajo, lo somos. Somos cabrones, che, lo somos. Brinca, brincá, es mejor si temes; es mejor si mojas los pantalones, si te cagás con el salto y te rompés algo”. Seguimos la larga tradición donjuanesca de ir a la cena con el convidado de piedra sólo para probar que no tememos ni a la muerte decimos que el castigador divino no nos atemoriza (aunque tengamos pánico), que no nos acobardamos, que valemos algo y que valemos más de lo que se cree. Llegamos al grado de, como Don Giovanni, negar el arrepentimiento cuando el infierno ya lo tenemos encima.

[3] “... una generación salida directamente de la herida abierta de Tlatelolco, como hormigas o como cigarras o como pus, pero que no había estado en Tlatelolco ni en las luchas del 68, niños que cuando yo estaba encerrada en la Universidad en septiembre del 68 ni siquiera habían empezado a estudiar la prepa... su lenguaje era otro, distinto al mío, distinto al de los jóvenes poetas, lo que ellos decían, pobres pajarítos huérfanos, no lo podía entender José Agustín, el novelista de la onda, ni los jóvenes poetas que querían darle en la madre a José Emilio Pacheco, ni José Emilio... nadie podía entenderlos, sus voces que no oíamos decían: no somos de esta parte del DF, venimos del metro, de los subterráneos del DF, de la red de alcantarillas, vivimos en lo más oscuro y en lo más sucio, allí donde el más bragado de los jóvenes poetas no podría hacer otra cosa más que vomitar”.

[4] El prefijo “neo-” me parece necesario: las corrientes culturales (oficiales y underground) son refritos, en el mejor de los casos apropiaciones sin innovación; sin embargo, no es lo mismo que cuando surgieron. Esas corrientes aparecen antes de la década de los 90's (algunos a principios de éste y a finales de los 80's, pero se consolidan antes de la mitad de esa década). Al final del siglo XX ya no quedan sino remakes de viejos himnos de guerra.

[5] Para quienes “Smell Like Teen Spirit” (Nirvana) aún dice mucho de ellos. Para esos, The Beatles, The Doors, Elvis Preasley, Pink Floyd y todas otras voces del estilo y de la época son el canto que entonan para lanzarse al abismo.

[6] “Y a veces me decía: estos muchachos son la esperanza. Pero otras veces me decía: qué van a ser la esperanza, qué van a ser la espumeante esperanza estos jóvenes borrachines que sólo saben hablar mal de José Emilio, estos jóvenes briagos duchos en el arte de la hospitalidad pero no en el de la poesía”.

[7] Por ese motivo, seguramente, muchos nos disfrazamos desde el primer instante en el que vemos una armadura conveniente y no olvidemos el arma(“... otro terror recurrente y mortalmente latinoamericano: buscar tu arma y no hallarla...”): elegimos escudos y armas para afrontar no-sabemos-qué, pero que debemos vencer (porque el sistema enseña que hay cosas malas y deben ser derrotadas, porque nuestros padres nos advierten de los peligros del mundo, esos peligros son cosas malas y debemos vencerlas). Muchas veces el disfraz que escojemos resulta el camuflaje para perpetrar ese mundo “oscuro” y “siniestro”, ¿acaso nosotros mismos no estaremos forjando y mezclándonos inevitablemente en ese organigrama tétrico y terminemos “convirtiéndonos en eso que dijeron que nos convertiríamos al final , asesinos psicópatas” (paráfrasis de Sin City)?

Trabajo destacado de la Nada Cotidiana

Literatura iberoamericana IV. 23/03/2012

Juan Carlos Góngora Balán.

Cielo, Infierno y Purgatorio. A partir de La nada cotidiana.

El primer capítulo con el cual abre La nada cotidiana es un excelente prólogo y podría ser también un excelente epílogo. En esa primera parte se ofrecen las claves de lectura con las que se puede descomponer el texto, pero asimismo, es una condensación ideológica (plasmada en alegorías producto de las drogas) de las situaciones que se desarrollan en los siguientes capítulos.

En esa primera parte sobresale la idea del punto medio. Representativo de ello es la mención de que se está en el Purgatorio. En todos los países de tradición cristiana, creo, el concepto que más impacta en la ideología de sus adeptos es, sin contar al pecado, el de la vida futura, en la cual además, se tiene posibilidades: Cielo, Infierno y, más recientemente, Purgatorio. El juego poético ha bajado esas categorías divinas a la tierra. Ese es el punto de partida de este ensayo.

Aplicar las categorías de Dios al mundo de los hombres nos puede sugerir rápidamente algo: no hay vida futura, las posibilidades son ahora: El Cielo es la categoría que podría ser más fácil de deslindar: terrenalmente hablando, la podríamos situar en la vida más placentera que un individuo pueda obtener o creer que tiene. El cielo también podría ser la Utopía: es el bien supremo, es la mejor promesa y la más difícil de alcanzar. Ello lo creo así, porque la esencia de esta categoría es el individualismo: uno no puede ganar el Cielo para otro. Aquí, en la tierra, el Cielo no es ilimitado o infinito, aquí, en la tierra, se compite por ese Cielo y se manda directo al Infierno a los otros. En el mejor de los casos, se le desplaza al Purgatorio. ¿Quién en la rayuela alcanza el cielo sin el deseo de rebasar a sus compañeros de juego?

El Infierno también es una categoría fácil de deslindar, materialmente y también espiritualmente es lo que no se tiene o lo que se cree así. Todo lo negativo que se nos venga a la mente puede caber allí. Pero también lo que no se nos venga. El Infierno, tal vez, es un universo siempre en expansión, con límites difusos sólo reconocibles por contraposición con el Cielo. Desde la literatura varias bocas del Infierno han sido señaladas. Lo peor de nuestro Infierno es que en él van almas sin ganarlo. Uno puede nacer directamente allí.

Ahora: el Purgatorio, el espacio que más nos interesa. Así como Cielo e Infierno se integraron a la ideología cristiana para motivar al creyente cierto tipo de vida en la tierra, el Purgatorio aparece hacia la Edad Media como un espacio que da esperanza al alma que no es ni inocente ni malvada. El Purgatorio sí es un espacio difícil de deslindar. No es bueno pero es mejor que el Infierno, no es malo pero no es Cielo. Es decir, es una incertidumbre. Pero esto último podría ser mejor aplicado al Purgatorio terrenal, pues en éste, no se asegura la entrada al Cielo, ni tarde ni temprano.

Para hablar del Purgatorio que se vislumbra en La nada cotidiana, creo que es necesario diferenciar bien un punto de vista material-económico y otro espiritual-mental. El primero nos puede remitir rápidamente a un estamento clase media, tal vez por una simplificación mecánica: no es rica ni pobre, así que puede representar ese punto medio o espacio de transición. Materialmente, este Purgatorio carece del impulso que ejerza la expiación que sí tiene el Purgatorio espiritual y aunque sí hay una especie de impulso, éste es para buscar el Cielo material. Esto aletarga mentalmente. Se persigue un falso Cielo.

Por otro lado, el Purgatorio espiritual, sí es un purgatorio, hay una fuerza que pule las almas pero con una posibilidad de la que carece el Purgatorio de Dios: ambas puertas, de ascenso y descenso, están abiertas por igual. Patria o Yocandra, protagonista de la novela, es perfilada desde el primer capítulo como una habitante de este tipo de Purgatorio en su diálogo con un Ángel:

-Sí, claro, soy un Ángel... Me refiero a todas las criaturas iguales a usted, inocente y a la vez culpable...

Las criaturas conscientes e inconscientes... Hoy en día, querida Reina...

-No soy una Reina...

-Lo parece... querida Reina... Le decía que hoy en día el Universo es una suerte de desgarramiento radical.

No se puede ser una cosa y otra a la vez... Hay que ser prudente...

El purgatorio en el cuál se le anunciará después que habita, parece sí se lo ha ganado. (Creo, que espiritualmente, no materialmente, hasta el Infierno se gana). Y habita en ese espacio por ser consciente e inconsciente, una cosa y otra. En este Purgatorio, parece, habitan quienes no han ido en busca del Cielo, de su utopía, pero que se han resistido a caer en el Infierno, la desesperanza.

Más adelante, la voz que importuna a Patria-Yocandra se convierte en la de la Nada:

- Yo soy yo. Yo soy ese que soy. ¡El que decide! -exclama la Nada. Ella piensa que siempre hay, en

todas partes, ese «que decide». Y que nunca ha sido ella, precisamente, quien ha decidido por sí misma.

-Estoy aquí para explicarle la razón por la cual debe usted partir. Vacila, no quiere saber. No le gusta

conocer, porque conocer para ella significa abrir brutalmente una cicatriz.

La Nada surge empoderada, como la esperanza de la caja abierta por Pandora, de esa “desgarradura del universo” que anuncia el Ángel y viene para hacerla tomar una postura, para hacerla partir y para, como si ella fuera un pequeño universo, abrirle una cicatriz, desgarrarla, hacerla consciente de esa herida que quiere hacer inconsciente. Como la misma cicatriz de la episiotomía que tiene en el perineo, pero a la cual no quiere ligar el conocimiento de cuántos hijos tiene.

El Purgatorio espiritual en la tierra parece que está hablando por la fuerza de una polarización (o muchas: económicas, espirituales o mezclas) que está teniendo el mundo y aunque no se quiera, es un reducto que está cobrando fuerza propia y nos arrojará a la búsqueda de un Cielo o al Infierno sin más.

(Sólo una última cuestión: así como hay Cielos falsos ¿no habrán también Purgatorios falsos?, ¿y la voz-impulso que nos hable desde el purgatorio, que tan verdadera será?, ¿desde dónde habla?).

Link de Across the universe

http://www.miracine.com/pelicula/ver-online-across-the-universe.html

La segunda opción funciona. La primera vez que pones play muestra un anuncio, hay que esperar a que termine para volver a darle play.

Link para el Padrino 3

http://peliculasid.biz/2713/El-Padrino-3_Espaol-Latino.html

Desgraciadamente no está en español latino.

Link para Los soñadores

Hola. Les pongo el link para la película de Los soñadores. Funcionan la segunda y tercera opciones.

http://www.miracine.com/pelicula/ver-online-the-dreamers.html